La característica de los apoyos otorgados por sagarpa, mediante los ocho programas que existían hasta 2010, es que tienden a concentrase. En términos absolutos se ejerció poco más del 50%, en siete entidades: Sinaloa, Tamaulipas, Sonora, Jalisco, Chihuahua, Veracruz y Chiapas. Si el análisis se realiza por entidad y por monto per cápita por up sobresalen sólo entidades del norte del país: Baja California, Sonora, Sinaloa, Tamaulipas, Baja California Sur y Chihuahua. En las entidades del centro y sur del país, no sólo reciben menos presupuesto, sino que, además, les corresponde una cantidad menor por productor, lo que limita sus posibilidades de capitalización.
Las entidades más beneficiadas se caracterizan por tener un mayor número de productores con predios grandes, utilizan tracción mecánica, disponen de riego y comercializan su producción. En otras palabras, los subsidios tienden a beneficiar a los productores más capitalizados del país, mientras que, castigan a los productores minifundistas, temporaleros, pobres y menos capitalizados.
La concentración del presupuesto en ciertas entidades es una constante año con año. Los cuatro años analizados del presupuesto (2007-2010) presentan la misma curva de distribución, Igual sucede cuando la información se analiza por programa, la gran mayoría de ellos se concentran en las mismas entidades (Sinaloa, Tamaulipas, Sonora, Jalisco, Baja California).
Cada programa de sagarpa elaboró una Matriz de Indicadores de Resultados y estableció la problemática que quería resolver; sobre esta lógica pareciese que los productores más capitalizados son los que más deficiencias tienen y se les acumulan todos los problemas los cuales no resuelven, pues año con año vuelven a recibir más apoyos.
Esta distribución del presupuesto indica que para la promoción del desarrollo rural, sagarpa le apostó a los productores grandes y más tecnificados, lo que contradice a la ldrs que establece como prioridad atender a productores de pequeña escala y pobres. La pérdida de la autosuficiencia alimentaria y la concentración y permanencia de la pobreza en zonas rurales como lo señalan los resultados del Consejo Nacional de Evaluación (coneval), obligan a revisar esta orientación de la política agropecuaria.
El reto de los próximos años, ante el encarecimiento de las materias primas, es cómo apoyar a la agricultura de pequeña escala y menos tecnificada como solución a los problemas alimentarios del país. Lo anterior implica apostar por ejercer presupuesto de la vertiente de competitividad en el centro y sur del país.
En términos de cobertura de la población objetivo, de los programas y componentes analizados, se encontró que procampo alcanza las mejores coberturas (58%); le sigue Diesel Agropecuario, (24%); Ingreso Objetivo y Comercialización, (21.3%) y por último progan (18%). por lo general las coberturas de población objetiva son muy altas mientras que en el centro y sur del país son muy bajas, lo que disminuye la posibilidad de que en estas regiones los productores sean apoyados por sagarpa. Una vez más, los más necesitados y que menos tienen son marginados de la política agropecuaria.